
Es bien conocido que el gusto por los alimentos y el aprendizaje del comer bien se desarrolla desde pequeño. Para ello, lo mejor es que el niño aprenda a comer de todo y experimente con los alimentos desde la infancia.
Pero la cocina, además de enseñar a los pequeños a alimentarse bien, lo cual, sin duda, es muy importante, nos permite enseñar a nuestros niños muchas cosas más allá de la la alimentación. Valores sobre el respeto a la naturaleza, el reciclaje, contar, organizarnos y el placer de compartir son enseñanzas que la cocina nos brinda. Te dejamos aquí algunos tips y consejos:
Hacer un plato o una tarta es una manera estupenda de introducir a nuestros pequeños el mundo de la ciencia. Podemos contarles de donde vienen los alimentos que utilizamos, aprovechar para hablarles de las estaciones, las temporadas de la fruta y verdura y así concienciarlos sobre el mundo que nos rodea y el medio ambiente. Les podemos explicar la acción del calor sobre los alimentos, y las reacción con las diferentes mezclas.
También les podemos hacer pesar los alimentos y así, trabajamos con ellos, los números y las matemáticas con problemas divertidos, convirtiéndolo en un juego y aprendiendo de forma amena. ¿Cuántos huevos hacen falta? ¿Y si hacemos más, porque vendrán los abuelos a comer? ¡A multiplicar! Sea cual sea la edad de nuestro peque, la cocina nos da la oportunidad de darle aprendizaje en un mundo en el cual se siente a gusto.
El orden, la organización, la limpieza y la igualdad, son valores que aprenderán, porque se lo pasan estupendamente.
La cocina, es una actividad ideal para desarrollar muchas habilidades en los más pequeños. Pero una de las cosas más importante es la oportunidad que nos brinda de desarrollar su “creatividad”.
La Creatividad es la capacidad del niño para inventar historias e imaginar soluciones. Favorecer la creatividad en los niños, es prepárales para vivir su vida de manera menos rígida, a inventar soluciones más o menos originales para solucionar los problemas que a lo largo de toda su vida, tendrán que afrontar. Si desarrollamos la creatividad de nuestros niños, les abrimos un mundo de imaginación y libertad imprescindible a múltiples disciplinas. A caso, el investigador o el compositor no tienen en común romper barreras, inventar y ser creativos. Imaginan, crean y con su imaginación, inteligencia, sabiduría y técnica, desarrollan nuevas vías de explotación.
En la cocina, el niño aprende a conocerse mejor, aprende a saber lo que le gusta, y de donde viene. La cocina, nos permite también trasmitir valores y hablar de nuestras raíces. Esa receta de familia que se transmite de madre/padre a hij@, pasó de generación en generación. Que importante se siente nuestro peque a la hora de aprenderla. Y nosotros, no perdamos la oportunidad de hablar con él de nuestra familia, y por lo tanto, el de conocerse mejor.
La cocina, es crear y hacer, pero también es compartir. Comer y compartir sus creaciones ayuda a los más pequeños a reforzar su confianza en ellos mismos.
Desarrollar los sentidos: la cocina es de las pocas actividades que nos permite trabajar los 5 sentidos. En la cocina, los niños ponen a prueba su oído, su vista, su tacto descubriendo nuevas texturas, su olfato descubriendo nuevos olores, su vista, porque antes que nada, como bien es conocido, comemos por al vista, y por fin el gusto. Probar nuevos alimentos, descubrir nuevos olores, experimentar presentar en el plato, sin duda, agudiza sus sentidos y le permite desarrollar la creatividad.
En la cocina, existen reglas y recetas. Pero también hay mucho lugar para hacer las cosas de manera distinta, probar, mezclar, decorar nuestros platos, adornar un pastel. El sinfín de alimentos que se pueden mezclar permite al niño experimentar, descubrir, en definitiva, inventar y por lo tanto, desarrollar su creatividad.